Despacito y en silencio hay que hacer la lectura de estos versos, que se escapan de los Sueños de una niña de piel como el chocolate.
Deseos llenos de cielo, de mar y de bosque, de abrazos, sonrisas y bailes, que imagina Antonia Ródenas para la protagonista de las páginas y su hermano pequeño.
Sueños que hay que imaginar con los ojos cerrados, para sentirlos en lo hondo, como los dibuja Carme Solé, con la sencillez y el sentimiento que siempre transmiten sus dibujos.
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