A pesar de que no tengan cerebro, estos seres vivos capaces de vivir cientos de años y que comunican la tierra con el cielo, nos dan demasiados indicios como para creer que sienten: reaccionan ante la luz, el frío y el calor, la verticalidad y la proximidad de otros árboles. Además, se preparan y tienen memoria para realizar la muda de hojas y el proceso de reproducción.
Y aún más: se sabe que tienen un lenguaje como señal de alarma con el que llaman la atención al depredador del ser vivo que les ataca, o que avisan con sustancias volátiles olorosas de la llegada de comedores de hojas o incluso, hablan de amor, seduciendo a ciertos insectos para polinizar en sus flores.
Y entonces… ¿ sienten los árboles ?
Creemos que sí, que sí. Y parece que sólo hace falta que les veamos con algunos rasgos animales para que nos estimulen a pensar que realmente los árboles sienten y que un tirón de ramas, pueda ser como un tirón de pelos.
Un truco fulminante: Ponles ojos, nariz y boca !!
¿A que funciona?
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