El libro de los abrazos. Eduardo Galeano

Este libro anda de aquí para allá por toda la casa, por diferentes rincones y pasando por manos distintas, porque guarda textos cortos que se leen a sorbos; pero tan intensos, que te acompañan durante largo tiempo.

Todos encontramos el momento perfecto en el día para leer algún texto a solas. Y ya es raro que no surja algún comentario tras la lectura: no puedes dejar de compartirlo. Dan justo ahí.

Hoy, y en estos días escolares en que vamos cerrando carpetas y hacemos memoria, quiero compartir un texto que me ha encendido la alegría de reconocer a tanta gente que durante este curso me ha dado tanto.

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.

A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.

– El mundo es eso – reveló -. Un montón de gente, un mar de fueguitos.

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.

Eduardo Galeano. El mundo.

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