“Coger una palabra y decir, juguemos con ella y cantar. Y jugar a rimar.
Y después de cantar, y llorar, y andar por los aires: escribir”
Federico Martín Nebrás
Hemos estado tres tardes aprendiendo, escuchando… y siguiendo como chiquillos encantados al flautista, a Federico Martín Nebrás.
Este año hemos contado con él para la formación en Bibliotecas escolares en el Centro de Profesores de Cáceres.
No es fácil definir a Federico, por su singularidad, diversidad e intensidad.
Es un faro: difícil de encontrar otro igual, con altura y presencia, lleno de luz.
Federico dice ser juglar:
Porque es un arte antiguo donde me reconocí cuando estudiaba. Los juglares sabían muchos versos de memoria, iban y venían, recitaban en plazas, calles, castillos, cuevas… He nacido en una tierra donde se memorizaba y romanceaba, y he seguido con estos cantos. Si no hubiera nacido en la tierra de la Vera de Plasencia no tendría este oficio. Sus gentes me llenaron de palabras sonoras y de encantamiento, y eso es la poesía.
Nació en Poyales del Hoyo (Ávila), aunque él se siente hijo de las tierras de la Alta Extremadura. La única patria es la lengua y yo no hablo como los castellanos, sino como la gente de la Vera de Plasencia donde fui nacido.
Se presentó con sus maletas viejas, la gorra de invierno a modo de viejo marinero (en verano le gusta vestir la cabeza con sombrero de paja) y cómo no, con su barba blanca que a todos nos provoca una mirada atenta porque le sale rodeando el cuello: no verás otra barba igual.
Y llegó para hablarnos de la oralidad, de la palabra.
Federico: el que impone la paz, que gobierna para la paz.
Uno a uno fue desvelando el significado de los nombres de los que allí estábamos. Ama la palabra y su etimología. Este gusto por el origen de los vocablos le viene probablemente de sus estudios de Lenguas Clásicas ( Doctor en Clásicas y Románicas), pero especialmente porque está convencido que no hay nada más mágico que las palabras: cuando algo se nombra, cobra vida y sentido.
Es muy sabio y nos propuso que el maestro debe esforzase en la sabiduría y ser un ejemplo del bien hablar y bien decir para los infantes. Los maestros deben invitar a amar los libros, para que “el educando abra la boca y diga: ¡lléname de palabras, maestro!”
Y nos hizo navegar por las palabras de romances, de rimas, trabalenguas y juegos lingüísticos con la musicalidad y encantamiento que provocan. Jugar con el número de sílabas, con las sílabas tónicas, con los nombres y adjetivos, verbos… Palabras de juglar, palabras de malabares, palabras de cuentos…
Divertimento siempre unido al conocimiento, nos insistió.
Federico tiene muchas historias vividas con Alberti, María Zambrano, Rosa Chacel, Gloria Fuertes… y se siente orgulloso de haber sido discípulo de Agustín García Calvo. Ha escrito una docena de libros y especialmente ha estado y está alentando publicaciones de otros escritores y muchas editoriales: es un profundo conocedor de la literatura infantil. Dirige las Jornadas de Animación a la lectura de Arenas de San Pedro (Ávila), Pizpirigaña, desde hace 30 años.
Se despidió eligiendo las palabras preferidas siguiendo el camino del Abecedario:
con la A, Aurora; con la B, Bosque; con la C, Canción; con al D, Dedos; con la F, Fuente…
¿Hacemos nuestro Abecedario preferido?
Conocer, cantar, escuchar, recitar y vivir las palabras con Federico Martín Nebrás, siempre es muy especial, que te deja encantado.
Sus encuentros en los colegios con niños y niñas de todas las edades han sido emocionantes e inolvidables para todos.
En el CP Gabriel y Galán, en el CP Dulce Chacón, en el CP Cervantes y en CP Donoso Cortés en Cáceres.
Gracias! Ana Nebreda
por tus generosos y vitales envíos…
saluda Margarita Schultz desde Buenos Aires
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No pude asistir al seminario esos días, Ana, pero tuvimos la suerte de tenerlo en el cole, y a mí me encantó. Gracias por contar tan estupendamente su paso por el seminario de bibliotecas.
Un besazo
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¡Mi amado Federico! No hace ni una semana que me reencontré con él aquí en Elche, que vino a otorgar el Premio Pep Sempere, con una café-merienda en el que nos pusimos al día de nuestras historias… ha sido mi maestro y me otorga el lujo de llamarme cuando viene por aquí. ¡Gran pozo de sabiduría!
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Federico gracias
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