Las primeras experiencias de lectura se viven antes de saber leer y acompañados por un adulto que lee en voz alta, que anima a señalar en las páginas con el dedo, que pregunta, que modula la voz y gesticula… Esta magia provoca lazos afectivos entre quienes miran el mismo libro, y un lazo afectivo hacia el libro.
Merece la pena que el libro que comparten niño y adulto tenga una buena historia, buenos personajes y un final redondo que invite a volver a él una y otra vez.
Aquí traemos uno con todos los ingredientes.
¿Qué será lo que le gusta al gato de Matilda?
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