Tania Val de Lumbre. Maria Parr

He leído un libro inolvidable.

De esos que cuando lo acabas, comienzas a echar de menos al personaje, le recuerdas cada día y te preguntas, ¿pero qué será de Tania Val de Lumbre, ahora que no la leo?

Cuando esto sucede con una historia, es mágico. Y hay que contarlo.

Val de Lumbre es un remoto valle noruego todo blanco en invierno donde las ramas de los pinos y los abetos se cargan de tanta nieve que casi te tocan la cabeza. Allí vive Tania, una niña de nueve años que te dajará un recuerdo feliz, las ganas de escuchar el crunch de la nieve al pisarla, de lanzarte en esquíes por una ladera nevada y de atesorar recuerdos del lugar de tu infancia.

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Tania Val de Lumbre

María Parr

Ilustraciones de Zuzanna Celej

Traducido por: Cristina Gómez-Baggethun

Editorial Nórdica, noviembre 2015

 Me encantan estas historias nórdicas de paisajes nevados y encuentro con frecuencia entre sus autores personajes con mucha frescura y rebosantes de vida  que consiguen conmovernos.

María Parr, nacida en 1981, es escritora noruega. De pequeña ya era una narradora entusiasta, y mantenía despiertos a sus tres hermanos hasta altas horas de la madrugada con sus cuentos. Estudió Lenguas y Literatura Nórdicas en la Universidad de Bergen. Actualmente es profesora a tiempo parcial en la escuela secundaria en Vanylven y sus libros han ganado muchos premios.

La Editorial Nórdica se inicia en la literatura infantil con esta autora y no puede haber sido más acertada la elección, porque el libro es redondo, divertido y emocionante para niños y adultos buscadores de buenas historias.

La historia de Tania Val de Lumbre, cuyo título original es Tonje Glimmerdal, se publicó en Noruega en 2009 y ganó el Premio Brage.  

Tania Val de Lumbre vive en una granja con su padre, en un valle apenas poblado al pie de las montañas y muy cerca del bosque encantado. Su madre es científica y se pasa gran parte del año en Groenlandia investigando el deshielo de los polos.¿En qué estarían pensando cuando se enamoraron?, se pregunta Tania, porque aunque se quieren un montón, cada uno tiene que vivir en un lugar diferente.

En el silencio y la soledad de Val de Lumbre, Tania, de pelo leonado y rojizo, es un auténtico terremoto y no suele darle mucho tiempo a las dudas, lo que le convierte en preguntona, a veces irreverente e incómoda y sobre todo, muy dicharachera, sociable y con un montón de ganas de hablar con todos.

Gunnvald vive muy cerca en otra granja. Es el mejor amigo de Tania. Toca el violín y hace las comidas más ricas del mundo. Tiene 74 años y aunque los niños de diez años crecieran como setas en el valle, seguiría siendo su mejor amigo.

Pocos niños hay en Val de Lumbre, y los que venían al camping de Klaus Hagen dejaron de hacerlo, pues desde que este amargo señor se instaló allí, se ha empeñado en que el lugar sea el más silencioso del país, y ha prohibido niños y animales en su camping. Siempre chafa todas las cosas divertidas.

Pero Tania es feliz y alborota todo el valle cada vez que se pone los esquíes y sale como una bala por Cerro Chico intentando hacer un salto mortal tal y como la tía Eir y la tía Idun hacen cada vez que acuden en vacaciones. Tania piensa que Dios debía de tener un buen día cuando creó a las tías.

–Hoy quiero crear una sorpresa- dijo Dios, y entonces empezó a hacer una tía.

Un día Gunnvald recibirá una carta: será el comienzo de algo que lo cambiará todo. La llegada al valle de Heidi, pondrá a prueba la fuerza, el cariño, la generosidad, la compasión, la sinceridad y el ingenio de todos.

Tania descubre que la vida de los adultos también tiene incertidumbres, decepciones y sinsabores que se mezclan sin mucho concierto con las lealtades, las buenas relaciones y el deseo de entenderse y quererse.

A lo largo de la historia vas adentrándote en la vida de Val de Lumbre de manera que terminas sintiéndolo como un lugar conocido.

La escritora te pone en el camino por los renglones con mucha agilidad narrativa, haciendo guiños a la literatura infantil con los cuentos populares como el de Los tres machos cabríos Bruse, que aquí lo conocemos ahora como Chivos chivones, o con la obra de la suiza Johanna Spyri, Heidi, coincidiendo en sus valores humanos y el amor a la naturaleza.

La secuencia de acontecimientos mantiene al lector expectante y en el entramado, se cuelan conflictos familiares y de amistad que son un contacto con la realidad que nos rodea y que también interesan al lector, dando una intensidad de fondo al relato y a los personajes que dejan huella.

El libro está divinamente editado y es un placer tenerlo entre las manos mientras lees. Aparece salpicado por las ilustraciones de Zuzanna Celej, ilustradora polaca afincada en Barcelona. Son muy pocas y muy bonitas las ilustraciones, una pincelada en la lectura que reclama de la imaginación del lector para crear su propio mundo con las palabras que la autora utiliza tan hábilmente.

Una lectura inolvidable.

En Val de Lumbre suena una música. Si prestas atención, podrás oírla. La producen el clamor del río y el susurro del viento en los abetos y en las montañas. Y también los pájaros. Pero algunas veces, si tienes suerte, suena algo más. Algunas veces la música de Val de Lumbre se mezcla con el canto de una niña pelirroja o con las notas del violín de un viejo trol.

Y si eres un auténtico suertudo, en ocasiones podrás oír algo que no se parece a ninguna otra cosa. Una música milagrosa.