El maravilloso Mini-Peli-Coso. Beatrice Alemagna

Percibir desde la mirada adulta y saber contar la ternura, la simpatía y el ingenio que a veces se gastan los niños, no es nada fácil.

Beatriz Alemagna lo hace como si nada, dándonos a los lectores todo lo que a veces no sabemos mirar. Esta autora siempre nos regala personajes singulares y llenos de ternura difíciles de olvidar.

Eddie, la protagonista de este libro, tiene cinco años y medio. Ella cree que no sabe hacer nada y sin embargo, consigue el mejor regalo para su mamá: un Mini-Peli-Coso.

El maravilloso Mini-Peli-Coso

Beatrice Alemagna

Traducción de Bel Olid

Editorial Combel, 2015

Eddie quiere hacer un regalo muy especial a su mamá y emprende un paseo por todo el barrio en busca de… un Mini-Peli-Coso. Ni siquiera ella sabe bien qué es esto de lo que ha oído hablar a su hermana pequeña, y mucho menos lo saben los mayores a quienes pregunta, pero ella está empeñada en conseguir algo que se parezca a un Mini-Peli-Coso.

¿Saben eso de la dudosa autoestima, de los celos, el trono perdido, que te mire y te abrace tu mamá sin que el más pequeño moleste…?

Eddie busca por todo el barrio, y pregunta al pastelero, a la florista, en la mercería, al anticuario… Nadie sabe nada de Mini-Peli-Cosos, pero todos le han dado algo pequeño y especial: un botón, un trébol, bollos calientes, y un antiguo sello de la marina.

¿Le servirá para algo este puñado de tesoros?

La generosidad de los amigos ya es una gran parte del tesoro.

Sin saber dónde buscar más y por sorpresa, Eddie encuentra una criatura adorable sobre el tejado. Es rarísima y peluda, pero amorosa, pequeña, con cola y hocico, de un color rosa que destella. Es tan, tan, tan… ¡es un Mini-Peli-Coso! De esto que lo achuchas y sirve como cojín, como sombrero, como plumero, como bufanda… ¡qué regalo tan extraordinario para mamá!

Justo cuando Eddie empinada iba a cogerlo del tejado, el Mini-Peli-Coso se ha caído ¡directo en el contenedor de basura!

Toda una odisea que solo con el puñado de tesoros que sus amigos le han regalado, tal vez, pueda lograr un final feliz para esta aventura.

Pero creo que será mejor buscar el libro y terminar la historia, para que la disfrutes de verdad, con todo ese olor a papel que llevan los libros.

El álbum ilustrado es una delicia. Fíjate qué dibujos tan especiales hace la autora. Tienen un trazo y un acabado en apariencia muy infantiles, como salidos de la mano de un niño. Creo que esto les gusta a ellos. Los miran con mucha curiosidad y se sienten muy cómplices con ellos. En absoluto les molestan las perspectivas imperfectas, a veces un tanto cubistas.

Los personajes están llenos de expresividad, de movimiento y vitalidad. Se desenvuelven en escenarios muy comunicativos en el que pararse a reconocer multitud de objetos, espacios y personajes de todas las edades.

Y los colores son intensos, alegres y apetecibles a pesar de encontrarse en un frío invierno. El corazón de esta niña está lleno de luz.

Beatrice Alemagna tiene un sello propio en sus ilustraciones.

 

Un precioso libro, una tierna historia y un personaje adorable que nos dará un poquito de felicidad. Una manera muy especial de achucharnos con nuestros hijos mientras leemos juntos.