En estos días de luz el placer de observar a los niños jugando en los recreos, en los patios, en los parques, o en el jardín de casa, se convierte en el descubrimiento de la curiosidad y la alegría que les acompaña.
Y me gusta descubrir en los libros que la mirada del adulto que observa está llena de optimismo, de respeto y de amor por los niños.
Como lo hacen Ruth Krauss y Maurice Sendak.
Un hoyo es para escarbar
Un primer libro de primeras definiciones
Ruth Krauss
Ilustraciones de Maurice Sendak
Editorial Kalandraka, 2016
«Niños constructores…. Niños fascinantes, niños divertidos, niños que siempre merece la pena observar y escuchar, no por un deber vocacional o por cariño, sino por interés, curiosidad, pasión, diversión, porque es interesante descubrir qué hace un niño delante de un agujero o en una pared o delante de un espejo...»
Esto escribía Susanna Mantovani cuando hablaba sobre las Escuelas de Reggia Emilia en Italia, y este mismo espíritu es el que se adivina en este libro creado al otro lado del Atlántico, en otro continente.
Estas conexiones me encantan.
Un hoyo es para escarbar, como anotan desde la editorial Kalandraka, contiene una parte del amplio y variado universo infantil, con definiciones y afirmaciones que sorprenden a la vez por su ingenuidad y su profundidad, de calado incluso filosófico. Desprenden humor e ingenio, espontaneidad y naturalidad, ternura y empatía.
Sí, en la cara tenemos muchas cosas, pero ¿cuántas caras eres capaz de poner?






Leyendo este libro juntos hemos puesto palabras a muchas cosas que nos suceden cuando hacemos cosas, hemos pensado en lo que nos gusta hacer, hemos hablado de sentimientos y hemos sonreído mucho. Estamos alegres y de buen humor después de leerlo.
No dejaremos de mirar y de observar.
No dejaremos de dar tiempos y espacios para escarbar en un hoyo en el que quizás podremos esconder cosas, llenarlo de agua, sentarnos en él o plantar una flor.
Un libro es para mirarlo
Gracias!!!!!
Graciela Schallibaum
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