“Corazón: casa de la vida y cauce.
La casa, la modesta casa a imagen del corazón que deja circular; que pide ser recorrida, es ya sólo por ello lugar de libertad, de recogimiento y no de encierro.” María Zambrano
Nada más comenzar la lectura de este precioso libro me ha cautivado esta frase introductoria porque así siento yo también mi casa. Nunca me aprieta o me encierra, en ella hay muchos caminos para hacer o para ser. Hasta la identifico como un ser más de la que sospecho que a veces toma incluso decisiones propias. Pero ésta ya es otra historia.
Dice Mar Benegas, la poeta, que el libro se convierte en lo que pretendía ser incluso antes de ser escrito: un refugio donde el lector pueda sentirse cómodo, descalzarse y bailar, asomarse a la ventana, alimentarse del pan de la mesa y el agua de la jarra, o echarse a soñar en alguna de sus habitaciones.
Y sí, el libro te acoge como una casa y te llegan olores de infancia, de tesoros guardados, de músicas al otro lado de la puerta, o de soplos de otoño.
Cuando llega el verano
el sol abraza la casa,
tanto tanto la abraza
que, de amor,
casi la abrasa.
“La casa es la protagonista. Es decir, son poemas donde la casa habla. Y los versos cuentan y cantan sobre la relación que establecemos con ella”. Dice Mar Benegas
En su blog también nos lo cuenta así:
“Sí, cada verso recitado y compartido a viva voz, leído y sentido, se levantará como un refugio en el infinito camino del lenguaje, en el complicado camino del vivir. Será lo que nos proteja del frío y nos ayude a reconocernos. Un nido donde poder crecer y alimentarnos. Ese hogar, amable, donde siempre podremos regresar a curarnos del dolor del mundo.
Sí, la poesía es la llave de ese hogar de la infancia: ¿por qué insistimos en dejarla a la intemperie? Mejor construyamos; con nuestra voz y nuestras manos, junto a nuestras niñas y niños; un nido desde el que puedan alzar el vuelo. Y volver, siempre que lo necesiten.”
Suena música en la casa,
alguien toca el contrabajo:
don don don
suena así por el salón
y dentro del contrabajo
alguien toca la guitarra:
glin glin glin
suena así por el jardín
[…]
La poesía de Mar Benegas es también juego y humor. Como una hormiga camina entre los huecos de las letras y los surcos de las palabras para hacerlas cosquillas y que te lleguen sus risas.
El gallo de la veleta
es tan moderno
que lleva una cresta.
Y por último os cuento, que este libro es tan tan bonito, por las hermosas ilustraciones de Francisca Yáñez.
Capaz de crear ambientes muy sutiles, personajes con aires de otros tiempos que te miran con intensidad, como esperando tu palabra, tonalidades capaces de abrazarte o de mantenerte a distancia.
Todo el libro está en calma para ofrecerte el olor, el recuerdo, el sonido o la risa, en cada una de las estancias. Una perfecta edición de la que disfrutaremos mucho, muchísimo.
La fiesta que más me gusta
es la fiesta porquesí.
Pasa si le da la gana,
y es que ella es así.
=
Es la fiesta más ruidosa
la fiesta porquesí.
No es por nada y es por todo
la que más me gusta a mí.
=
Nos ponemos muy contentos
en la fiesta porquesí:
vengan la risa y el juego
y el bailar con la nariz.
=
Nunca hay ningún motivo
en la fiesta porquesí,
ni aniversario ni nada,
sólo hay que decir sí.
[…]
Versos como una casa
Ilustraciones de Francisca Yáñez
Editorial A buen paso, 2017
Muy bonito Ana!!
Enviado desde mi iPhone
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Te veo !! :))
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Me encanta Mar Benegas y su poesía, me encanta “Versos como una casa” y me encanta cómo nos lo cuentas, Ana. Disfruto leyéndote.
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Sembramos semillas de lecturas !!
Y abrazos
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Ay…. ¡¡Hermoso!!
Me encanta. Muchas gracias por compartirlo.
Saludicos de colores 😉
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Besicos 😉
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