Este está siendo un tiempo de relecturas, de buscar esos libros pendientes a la espera de robarle un trozo de tiempo al tiempo.
He estado en estos días en el Bosque de los Cien Acres y de nuevo, he sentido tristeza al salir de allí, ¡es un lugar tan especial!.
Historias de Winny de Puh es estar en la infancia con la sutileza, el humor y la ternura que el escritor Alan Alexander Milne vivió junto a su hijo.
Aquí están Milne y el pequeño Christopher.
El origen de estas historias surge de los cuentos que Milne le contaba a su hijo y en los que su Oso de trapo, y todos sus animales de peluche, corrían aventuras y pasaban los días en el Bosque de los Cien Acres.
En estas historias contadas no podía faltar también Christopher Robin como protagonista de ellas, pues no hay nada más emocionante para un niño que tu padre te incluya en los cuentos que te narra bien pegado a ti.
Milne se inspiró observando cómo jugaba su hijo con los muñecos en el bosque trasero de la casa y en cómo su esposa les daba personalidad a través de diferentes voces. «Yo, más que inventarlos, los describí. Sólo Conejo e Iiyoo salieron enteros de mi pluma», comentaría Milne.
Se editaron entre los años 1926 y 1928 y contienen 20 capítulos o historias repartidas entre Winny de Puh y El rincón de Puh. Y comienzan así:
«Érase una vez, hace mucho tiempo, más o menos el viernes pasado, un Oso que se llamaba Winny de Puh y que vivía solo en el Bosque, bajo el nombre de Sanders…»
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¿Por qué nos gustan tanto las Historias de Winny de Puh?
8 razones (pero que podrían ser más)
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- Porque lo pasamos muy bien leyendo en voz alta.
Enseguida entramos en escena imaginando perfectamente el lugar, el ambiente, las voces a través de los diálogos, las intenciones explícitas y no explícitas de los personajes y salimos de cada capítulo con la sensación de haber estado allí.
A veces estos finales quedan pendientes de un hilo viendo cómo continúa la vida de los protagonistas dentro del Bosque; en otras ocasiones sales de la historia de la mano del narrador en un plano más real, hasta el interior de la casa.
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- Porque tiene un humor encantador.
Nos reímos en muchas páginas con las ocurrencias, los pensamientos, los sucesos o el modo de hablar de los personajes. La sutileza y la inocencia con que se presenta el humor es una delicia.
«Un día que Christopher Robin, Winny de Puh y Porquete estaban juntos charlando, Christopher Robin acabó lo que estaba comiendo y dijo, como sin darle importancia:
-Porquete, hoy he visto un Pelifante.
-¿Qué estaba haciendo?- preguntó Porquete.
– Nada, pelifantando por ahí. No creo que él me viera a «mí».
– Yo vi uno una vez -dijo Porquete-. Al menos, «creo» que lo vi. A lo mejor no era.
– Yo también – dijo Puh, pensando que no tenía ni idea de lo que era un Pelifante.
– No se ven muy a menudo – dijo Christopher Robin.
– Ya no – dijo Porquete.
– No en esta época del año – dijo Puh. «
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- Porque enseguida reconocemos a los personajes.
Nos encontramos con personajes humanos (narrador y Christopher), muñecos de trapo (Winny el oso, Porquete el cerdito, Conejo, Iiyoo el burro,Tigle, Búho, Kanga la cangura y su cría Ruh) y personajes imaginarios (Frusbos, Frisbos y Pelifantes).
Todos tienen una personalidad singular, reconocible, seguramente son espejo de quienes que nos rodean. Reúnen todas las cualidades y debilidades que puedan tener los otros, y a veces en uno mismo, porque somos complejos y ricos en emociones, y también contradictorios en ocasiones.
Así define Porquete (un adorable cerdito al que le cuesta ser Valiente siendo tan pequeño) a toda la tropa:
«-Fíjate en Puh -se decía- . Puh no tiene mucho cerebro, pero nunca le pasa nada malo. Hace tonterías que luego le salen bien. Fíjate en Búho. Búho tampoco tiene cerebro, pero sabe cosas. Seguro que sabría qué hay que hacer cuando Uno Está Rodeado por las Aguas. Y Conejo. No ha leído libros, pero siempre se le ocurre algún plan ingenioso. Y Kanga. No es muy inteligente que digamos, pero estaría tan preocupada por Ruh que encontraría una solución sin tener siquiera que discurrir. En cuanto a Iíyoo… Bueno, Iíyoo es tan desgraciado de todas formas, que le da lo mismo. Me pregunto qué es lo que haría Christopher Robin en mi caso.»
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- Por las aventuras tan emocionantes y divertidas.
En el Bosque de los Cien Acres pasan cosas increíbles. Podremos encontrarnos con una expedición al Polo Norte, haremos trampas para cazar enormes Pelifantes, seguiremos las huellas de los invisibles Frusbos, secuestraremos a la pequeña Ruh, treparemos por árboles altísimos o haremos un plan para desbrincar al inquieto Tigle.
Son aventuras muy especiales porque no solo es lo que sucede, que ya es muy muy divertido, es también el modo en que cada personaje se muestra ante las situaciones sin ocultar miedos y malicias combinados con ternura y generosidad. Todo ello sin ninguna intención moralizante o adoctrinadora explícita por parte del adulto.
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- Porque Winny es poeta y le gusta cantar.
-«Pues no es Fácil -se dijo Puh a sí mismo- Porque Poesía y Canturreos no son cosas que uno atrape, sino cosas que le atrapan a uno. Y todo lo que uno puede hacer es ir donde puedan encontrarle a uno.
Así es que se puso a esperar.»
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- Porque nos adentramos en el pensamiento de los personajes.
Los constantes juegos de lógica, las deducciones minuciosas y pensamientos de los personajes, a veces rozan lo surrealista y absurdo pero son en realidad un entrenamiento del razonamiento y un descubrimiento de las propias ideas. Es jugar a darle la vuelta a lo que parece, a lo que suponemos o a lo que esperamos.
Extraigo un pequeño párrafo de todo un capítulo lleno de un salir y entrar de los personajes y sus pensamientos, En el cual Puh va de visita y se encuentra en un aprieto:
«Pues bien, iba canturreando esa melodía, caminando alegremente, preguntándose qué estarían haciendo todos los demás y preguntándose también qué siente uno si, en vez de ser uno, resulta que es otro, cuando llegó a un promontorio de arena y en el promontorio de arena había un agujero.»
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- Porque todo el lenguaje es puro juego.
Si es una obra maestra, es entre otros muchos motivos porque la riqueza del texto es palpable por los adultos y no deja de ser comprensible para los niños a pesar de encontrar palabras o expresiones desconocidas. Pero lo que nos apasiona es la soltura, el juego y la libertad con la que escribe el autor y que se refleja en muchos grandes detalles:
En el uso libre de las mayúsculas en las palabras sin que haya puntos y seguidos o puntos y aparte. Constantemente el texto aparece con mayúsculas con el propósito de enfatizar el objeto, la situación o acción: Fuera de Peligro, Animales Hostiles, Dificultades Inesperadas o Trampa Astuta, por ejemplo. ¿No os parece una regla perfecta con un gran poder de comunicación?
Otro detalle está en la presentación de las dificultades que surgen cuando uno está en la conquista del lenguaje y como «a un Oso de Poco Cerebro las palabras largas le dan dolor de cabeza», y adapta lo que oye y no entiende, a lo que sí ya conoce.
Este es un ejemplo claro en una conversación entre Búho y Puh:
«- Bueno, el procedimiento acostumbrado en tales casos es como sigue… (dice Búho).
– ¿Qué quiere decir el Padecimiento Constipado a Talegazos? (se pregunta Puh)»
Otro detalle relevante está en la conquista de la escritura que va dibujándose sin exactitud pero respondiendo al lenguaje activo interno y que está lleno de sentido. Así, encontraremos notas y carteles con estos escritos hechos por Christopher Robin:
YAMR ENSACO DURJENZIA
(Cartel que se encuentra a la entrada de la casa de Búho)
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PoLO NOrTE
DiSCOVIErto Por PUh
Puh Lo ENCUENTRó.
(Nota que da cuenta del descubrimiento del Polo Norte tras una expedición en el Bosque)
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ESA LIDO
BULBOPROTO
OQPADO
BULBOPROTO C.R.
(Christopher Robin da aviso de que no está en casa y todos llegan a creer que Bulboproto es alguien o algo que acompaña a su amigo)
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- Por los diferentes planos en que el lector debe situarse en la lectura.
Este aspecto es muy alucinante, porque ya desde el capítulo 1 pasas por diferentes planos para conectar con los otros y con todos al mismo tiempo.
Serás el adulto (padre) que cuenta la historia con la complicidad de estar en el juego de la infancia, pasando de un plano real al imaginario con enorme sutileza y cuidado.
Serás el niño, Christopher Robin, que busca la cercanía y aprobación del adulto, y al mismo tiempo es líder de un grupo de muñecos de trapo.
Serás el Oso Winny realcionándote con inmensa ternura, inocencia y curiosidad, suplantando en muchas ocasiones los deseos del niño.
Te pondrás en la piel de todos los muñecos de trapo, que son una versión divertida de los atributos humanos.
Así pues, hay que estar dispuesta a entrar y salir constantemente en todos los planos para dejarse llevar por un buen puñado de historias divertidas, tiernas, filosóficas y emocionantes que nos recordar el maravilloso tránsito por la Infancia.
Diálogo entre Christopher Robin y su padre al terminar el día.
«- ¿Y qué pasó? – preguntó Christopher Robin.
-¿Cuándo?
– A la mañana siguiente.
-No sé.
-¿Podrías enterarte y contárnoslo a Puh y a mí otro día?
-Si tienes mucho interés…
-Puh tiene mucho interés.
Suspiró profundamante, agarró a su Oso por una pata y echó a andar arrastrando tras de sí a Winny de Puh. Ya en la puerta se volvió y dijo:
-¿Subirás a ver cómo me baño?
-A lo mejor- dije.
-La caja de lápices de Puh, ¿era mejor que la mía?
– Era exactamente igual- dije.
Asintió con la cabeza y salió… Unos segundos más tarde pude oír a Winny de Puh (pum, pum, pum) subiendo las escaleras con la cabeza.»
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Prefiero que llegues tú mismo al final de la historia si no la has leído.
No leas ninguna adaptación. Déjate llevar por las palabras escritas de Milne y por las maravillosas ilustraciones de Shepard. Después decide tú mismo, al hacer la lista de tus libros favoritos cualquiera que sea tu edad, si esta obra está entre ellos.
Y no olvides que el camino de entrada y de salida de un lugar, no tiene por qué ser el mismo para todos.
«No se puede estar mucho tiempo en Londres sin ir al Zoológico. Hay gente que recorre el zoológico empezando por el principio, donde pone ENTRADA, y pasa a todo correr por delante de las jaulas hasta que llega al sitio donde pone SALIDA. Pero la gente que más nos gusta es la que va directamente a ver su animal favorito». A.A. Milne
Historias de Winny de Puh
ilustraciones de E.H. Shepard
Traducción de Isabel Gortázar y Juan Ramón Azaola
Editorial Valdemar, 2009
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