Toon Tellegen, holandés, empezó a inventar historias sobre animales para contárselas a su hija antes de ir a dormir. Creó un mundo en el que solo hay un bosque, un río, un océano y un roble; un mundo imaginario donde todo es posible y habitado por animales que se hacen preguntas sobre sí mismos y sobre los demás.
Toon lleva escribiendo las historias de la ardilla, el elefante, la hormiga y otras criaturas más de 25 años. Sus pequeñas historias tienen un tono divertido, sutil y a veces un tanto absurdo por la singular perspectiva de la mirada hacia lo que rodea a sus personajes: ¿se te ha ocurrido pensar en lo que necesita una mesa?, ¿o sobre la preocupación de una tortuga porque le entra la prisa?. Son historias muy poéticas y filosóficas. La sencillez que las tiñe nos lleva a la esencia de las cosas.
Cartas de todos para todos
Toon Tellegen
Il. de Jessica Ahlberg
Editorial Noguer, 2013
El libro es todo ternura en el tamaño cuando lo coges, la tipografía del texto, la limpieza de las páginas, el detalle de las ilustraciones y en la ingenuidad de los personajes. Bueno, tal vez no sea ingenuidad, más bien, sinceridad. (Lo sigo pensando…)
Cartas, muchas cartas de ida y vuelta que dibujan un lugar muy especial lleno de atención, comprensión y amistad. Un elefante que quiere bailar con un caracol, una carta que camina sola hacia su destino, el viaje fugaz de la hormiga, conversaciones entre un topo y una ardilla…
Me gustan especialmente las cartas. Habitualmente guardan la intimidad y suponen una entramada reflexión para el que escribe. No significa esto que el resultado sea un escrito complicado: hay cartas breves, las hay divertidas y a veces declaraciones muy personales. Lo cierto es que una carta siempre es un acto premeditado de comunicación.

Me gustan especialmente las cartas porque sitúa al lector en unas coordenadas muy precisas. Es un género diferenciado, el epistolar, y conlleva que el ritmo al leer, la extensión del texto y el tiempo de lectura tiene su propia identidad en la correspondencia. También hay que destacar que el lector debe suponer que hay entendimiento entre quienes se están comunicando a través de la carta y que, en el caso de no ir dirigida al lector, el papel de observador implica la intuición de acontecimientos entre ellos. El lector tiene que acomodarse a esas coordenadas lectoras diferentes a un texto narrativo, poético o informativo.
Me gustan especialmente las cartas porque siempre provocan las ganas de escribir y es fácil derivar esta lectura en un ejercicio de escritura que salpicará a todo un grupo. ¿Escribimos cartas a… los abuelos, a los de otro cole, a los astronautas de la NASA, a nuestra escritora del mes, a la corporación del Ayuntamiento…?
Pensando en el título del libro » Cartas de todos para todos«, me sonaban muchas preposiciones en la frase y pensé:
¿Y si jugamos a las cartas con las preposiciones? Sería algo así:
- Escribir una cara «a» quien te parezca. Y contestamos: a la lluvia, a una ola de calor, a la noche…
- Escribir una carta «para»: despedirse, para solicitar un deseo, para invitar, para agradecer…
- Escribir una carta «bajo»: la cama, bajo cero, bajo los efectos del alcohol…
- Escribir una carta «con»: celos, hambre, enfado, tu perro, con-tento…
- Escribir una carta «desde» : la luna, París, desde luego, el futuro…
- Escribir una carta «sobre»: un papel, el autor, dentro de un sobre…
- Escribir una carta «durante»: la guerra, el confinamiento…
Ya veis que puede ser muy divertido imaginar entre todos estas situaciones.
Y por último, podemos inventar un pequeño texto con cada una de las situaciones creadas. Podría quedar algo parecido a esto:
«Voy a escribir una carta a la lluvia bajo la cama, para solicitar un deseo desde el futuro sobre el amor durante la guerra.»
¿Y si cada mes de este curso escribimos una carta a alguien especial?

Qué bonito, me encantaba enviar y recibir carta de pequeña. Tienen un halo de intimidad y personalidad que la tecnología no puede sustituir. Aun así me encanta leer tus reseñas, estas sí que son personales e insustituibles.
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Pon atención al cartero 😉
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Hola Ana,
Hemos tomado con mucho entusiasmo tu propuesta del blog y en consecuencia…
Escribiré una carta A la lluvia, BAJO este sol abrasador, CON un calor insoportable, DESDE un tórrido torreón y SOBRE la almena más alta, DURANTE el febrero más loco que recuerdo, PARA ver si viene y limpia el aire, los cuerpos y las mentes.
Besos!
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Desde esa almena tan alta, seguro que llega tu voz y tu carta hasta el mes de febrero. Y no dudes que desde este noviembre hasta entonces, te escucharán también diciembre y enero.
Jajajajaja!!! Mil gracias 🙂
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Y digo yo que algo lloverá y nos limpiará un poco… 😄😄😄😄. Un abrazo y frase aproposicionales 😉
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Preciosa entrada Ana, yo echo de menos recibir y escribir cartas. Nadie guardará nuestros correos electrónicos . Gracias siempre por tu sensibilidad y tus propuestas
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Escribir cartas provoca un ambiente íntimo y afectivo en el grupo.
Como tú, yo también lo echo de menos.
Guardo mi caja de cartas como un tesoro 🙂
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