Leer los clásicos es siempre sorprendente no solo por sus historias, sus conflictos y la voz literaria que los construye; lo sorprendente cuando lees algún clásico por primera vez es que ya llegó a ti antes de su lectura a través de la cultura o el imaginario colectivo con muchas coincidencias en relación a la historia original, pero también con otras ideas que no corresponden al relato real.
No te fíes del todo de las ideas preconcebidas que tengas sobre estas historias si no las has leído. En su lectura aparecen relatos inesperados y está repleta de experiencias que germinarán en ti.
Frankenstein es de los clásicos del que todos tenemos imágenes porque la obra se ha recontado de mil maneras y en todos los formatos artísticos posibles. Así que tenemos muchas ideas previas.
¿Por qué te animo a su lectura?
Porque solo dedicando ese tiempo de calma y concentración que la lectura nos da, seremos capaces de disfrutar y reflexionar acerca de los acontecimientos y enormes conflictos que viven los personajes. Con la lectura empatizamos profundamente.
¿Qué voy a encontrar en la historia que no conozca ya?
Cuando comencé a leer la historia pensé que me había equivocado porque se inicia con un personaje que yo no conocía hasta entonces: el capitán Walton. La primera parte del libro lo protagoniza su viaje en barco buscando una nueva ruta cerca del Polo Norte donde pretende investigar sobre la gravedad y sus efectos en las brújulas e imanes.
Walton nos va contando su viaje a través de las cartas que escribe a su hermana y que le envía en cada parada, sin saber cuándo será su regreso. Sus cartas comienzan el 11 de diciembre y finalizan el 12 de septiembre.
Esta parte epistolar que refleja muy bien el entusiasmo por las exploraciones y la geografía en el siglo XIX me encantó: me gustan los relatos de aventuras con marineros y exploradores.
«Animado por ese viento frío cargado de promesas, mis ensoñaciones se tornan más apasionadas y vívidas. En vano intento convencerme de que el Polo es el reino del hielo y la desolación: siempre se presenta en mi imaginación como la región de la belleza y del placer.» ( Capitán Robert Walton)
El 5 de agosto, atrapado el barco en un mar helado, llega hasta ellos de manera increíble un hombre abatido y al que rescatan: es el doctor Frankenstein.
«Yo lo he perdido todo y ya no puedo empezar mi vida de nuevo».
¿Qué conflictos me esperan en el libro?
El mayor conflicto en esta obra será contigo mismo porque la autora no te va a dejar ponerte del lado de ninguno de los protagonistas. Será muy difícil para los lectores acomodarse hasta el final a hombros de un personaje.
Mary Shelley hará evidente la complejidad del mundo emocional y de las decisiones que tomamos a través de la construcción de sus personajes. Y ninguno de ellos, siendo tan potentes, te dejarán ponerte de su lado cómodamente. Es una experiencia de abandono del lector muy interesante.
La segunda parte del libro es territorio del doctor Frankenstein, un hombre suizo apasionado por la ciencia y los nuevos avances de la tecnología en el siglo en que vive. Le rodea un ambiente familiar privilegiado económica, cultural y socialmente, pero su soberbia y egocentrismo en la búsqueda de la invulnerabilidad de la vida humana le conducen a la enfermedad , la locura y el ostracismo.
¿Por qué muchos creen que el monstruo se llama Frankenstein?
El monstruo creado por el doctor, al que conocerás muy bien en la tercera parte de la obra, se ha apropiado de su nombre fuera del libro porque es un personaje brutal. En realidad no tiene nombre en la obra. Ni siquiera su creador le nombró: le llamaba engendro, demonio y monstruo.
Es una creación monstruosa y enorme formada por miembros arrancados de cuerpos muertos. Abandonado y rechazado por su creador, es un ser lleno de ternura y afecto cuando descubre el mundo y con mucha avidez por aprender. Su deformidad física provoca que le maltraten injustamente y por ello se convierte en un asesino despiadado. Es una víctima inquietante que merecía ser nombrada y el imaginario colectivo robó el nombre al doctor para ponérselo a él también.
«¡Maldito , maldito Creador! ¿Por qué tuve que vivir? ¿Por qué en aquel instante no apagaste la llama de la existencia que caprichosamente me diste? No lo sé… La desesperación aún no se había apoderado de mí; sólo tenía sentimientos de rabia y de venganza.»
¿Y qué más?
Pues que te lo vas a pasar pipa leyendo la obra cuyo título original fue Frankenstein, o el moderno Prometeo y publicada en 1818.
Su autora, Mary Shelley, es una fantástica escritora inglesa (1797-1851) considerada como la creadora de la primera historia moderna de ciencia ficción, hija de la feminista Mary Wollstonecraft y el filósofo William Godwin.
Según parece, escribió la historia de Frankenstein por una apuesta. La noche del 16 de junio de 1816, junto a su amor el poeta Percy Shelley se reunieron con Lord Byron y otros en una villa en los alrededores de Ginebra. Encerrados en la casa por una tormenta, se leyeron cuentos de terror para entretenerse. Mary imaginó entonces a Frankenstein inspirada en una pesadilla que tuvo a los dieciocho años. Escribió la novela tras una apuesta con Byron, tal y como narra ella misma en el prólogo de la edición de «Frankenstein» de 1831.
Lo pasarás muy bien si conversas con otros lectores porque hay mucho de lo que hablar y reflexionar en esta historia tan gótica, terrorífica, filosófica y emocionante.
Frankenstein
Mary Shelley
Editorial Austral 2014
La traducción de José C. Valdés de esta edición corresponde a la transcripción del borrador original de Mary tal y como fue concebido por su autora en 2 volúmenes y con la disposición de capítulos primigenia.
Buenos días! Creí que era una invitación a leer la obra en un club de lectura. Sería muy interesante! Desde ya me anoto🤗📚❤️
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No lo dudes, Matilde, que sería interesante.
Me apasionan los clubs de lectura 🙂
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Pero qué hermosa forma de comentar (y promocionar) un clásico… una hermosura y muy motivador, YA quiero re-leer Franskenstein…
Gracias porque siempre le das «una vuelta de tuerca» a la literatura…
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