Si encuentras un libro con guiños de humor, no le pierdas el ojo.
Le serás fiel con facilidad durante toda la vida porque siempre será una apuesta segura para recomendar o para leer a otros.
Las historias escritas con sentido del humor te arrancan sonrisas y risas de manera irremediable y establecen una complicidad preciosa entre el lector, los protagonistas y el autor.
Coge un Roald Dahl, una Liliana Cinetto, a Mª Elena Walsh, a Jon Klassen o a Daniel Nesquens, (podríamos hacer una jugosa lista de autores y autoras con humor)… y querrás leer más.
El humor en la literatura infantil siempre viene de la mano del disparate, de lo absurdo, del juego con el lenguaje, también de la transgresión por querer romper reglas o desafiar a los adultos, de las travesuras, de lo escatológico e incluso de las cosas que asustan.
No es nada fácil esto del humor en el terreno infantil: ni siempre en la historia estuvo bien visto, ni todos tienen los mismos límites para las risas. A veces produce incomodidad en el mundo de los adultos y aplican ración de censura si el asunto les chirría.
No creas que actualmente se prodiga tanto el humor entre las páginas de la LIJ. Tal vez en el cómic las risas son más generosas, pero en la narrativa andan demasiado ocupados hablando de manera explícita de valores y emociones, y pocos son los que se entregan al humor en los textos literarios.
Quería compartir algunas lecturas divertidas y con humor que he encontrado en los últimos meses en mis exploraciones de libros de animales. Todas podrían encuadrarse también en otras temáticas porque tiene variadas lecturas o miradas, pero tienen en común el sentido del humor. También me gusta que presenten diversas propuestas textuales porque el humor salpica a cualquier género o formato.
Te muestro en las imágenes cómo es la cubierta del libro y cómo es por dentro, para que puedas apreciar la tipografía, las imágenes y el cuerpo del texto.

¿Recuerdas el juego del «teléfono escacharrao» en el que íbamos pasando un mensaje al oído del compañero de al lado y cuando el mensaje llegaba al último de la fila se había convertido en un sinsentido o en algo muy distinto al mensaje original?
Pues algo parecido sucede en esta historia rimada, en la que doña María recoge en su paseo «un alegre saltamontes, un calmoso caracol, una esquiva garrapata y un fiero camaleón» y así se lo cuenta a su vecina, y ésta a un guardia, y éste al alcalde… ¿Pero qué lleva doña María en su cesta?: «un alegre camamontes, un calmoso garracol, una esquiva carapata y un fiero saltaleón».
El juego con el lenguaje asociado a palabras que suenan parecido pero con significados diferentes e incluso sin ningún significado, dispara disparatadamente las risas de los lectores.
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