
Anoche leí este cuento y me he despertado esta mañana pensando en él. Tengo ganas de leerlo de nuevo para que no se me olvide casi nada y pueda contarlo con soltura en esos momentos de reuniones familiares, de amigos o de compañeros, y salpicar las conversaciones.
Lo leo en voz alta en la cocina mientras desayunamos y funciona a la perfección.
Me encanta encontrarme con estos tesoros.
Iban Barrenetxea es un estupendo y singular ilustrador. Tiene un estilo propio y sus imágenes son ya reconocibles con la marca del autor: casi siempre figuras estilizadas, alguna extremadamente obesa, habitualmente colocadas de perfil y envueltas en un ambiente limpio y claro de tonos. Concreto, parco y certero en los gestos y movimientos, transmitiendo una sensación de elegancia y distinción en sus personajes.

Lo que vamos descubriendo con este autor es que cada vez nos gusta más cómo escribe. Si sus ilustraciones nos impactaron desde siempre, la composición escrita nos resulta inteligente, motivadora, audaz, muy rica en recursos, con un desarrollo que provoca avidez en la lectura y finales exquisitos. Un texto tan bien narrado, que nos ha parecido hasta cinematográfico. Lo hemos visto.
Benicio y el Prodigioso Náufrago es un botón de muestra. Un relato impecable.
La historia guarda muchos sabores de los cuentos tradicionales en los personajes y en la temática, salpicada con muchos guiños a las narraciones de siempre: La lechera, Simbad el marino o el Rey Midas. Incluso en una ocasión, el protagonista no sabe bien si está dentro de un cuento de viejas, o es real lo que le está sucediendo.
Pero el autor da paso también en este relato de corte tradicional a personajes y situaciones sorprendentes, inesperadas y un tanto surrealistas. Así, es capaz de mezclar y reunir en la historia lo más tradicional de un cuento clásico como es un personaje un tanto inocente y desesperado por su miseria, con otro que es un auténtico gentleman al más puro estilo inglés, refinado e irónico, aunque en realidad sea el disfraz de uno de los personajes más antiguos de las historias.

Verás, lo que sucede dentro del libro nos habla de un pescador muy pobre. Pobrísimo. Un día de pesca en el mar captura un enorme y extraño pez del que sale un personaje singular y siniestro que le concede tres deseos. Tres deseos, ni uno más, ni uno menos. El pescador pide, pero enseguida busca la manera de engañar al extraño proveedor para saciar sus deseos, que cada vez son más y más.
Una lectura curiosa, divertida y entretenida que nos da paso a pensar sobre la ambición, el deseo de tener, el consumo, la humildad o la satisfacción.
Un cuento muy oportuno ahora que nos llenamos de deseos con el nuevo año.
Puedes leer las primeras páginas ahora.
Benicio y el prodigioso Náufrago
Iban Barrenetxea
Editorial A buen paso, 2016
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Etiquetas: cuento, deseos, pescador
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