
Como una novela
Daniel Pennac
Editorial Anagrama, 2005
Escuché hablar de este libro a una compañera hace años en unas Jornadas de Fuenlabrada, en uno de esos momentos tan apreciables de conversaciones en los descansos.
Hablaba con tanto interés y pasión de lo que se decía en sus páginas que en cuanto lo localicé a mi vuelta me puse con él.
Hace días he vuelto a leerlo. Lo he releído ya varias veces, lo tengo señalado, subrayado y anotado casi por todos lados y siempre encuentro en él ideas brillantes y un profundo amor por la lectura y los libros que me conmueve, me hace reflexionar y despertar el deseo de leer todavía más.
Sin duda es para mi un referente de lectura. Sé que volveré a él en más ocasiones.
Pennac hace un recorrido por el camino de la lectura desde la infancia, en el que el niño, el libro y el adulto casi forman una Trinidad perfecta y en donde el apetido lector se abre formidablemente hasta llegar a la adolescencia, momento en el que se encierra en su cuarto y los libros tienen demasiado vocabulario, demasiadas páginas, demasiado tiempo…
Y en este recorrido el autor va desgranando prácticas para despertar el deseo de leer que se aviva cuando algo es placentero y estimulante sin poner prisa en conseguirlo.
Anoto algunas ideas inspiradoras:
- No es el vocabulario y la sintaxis como comienza a seducirnos la literatura. Es cómo las letras se introducen en nuestra vida.
- El profesor comparte su dicha de leer.
- Habitualmente la enseñanza de la literatura se mantiene a una distancia respetuosa de los libros.
- Privarse de libros es privarse de respuestas y con el tiempo, privarse de preguntas.
- Liberarse de prejuicios: leerles, leer en voz alta nos eleva a la altura del libro a cualquier edad.
- Leer. En voz alta. Gratuitamente. Sus historias preferidas.
- Leer y contar. Al contar, los libros saltan de los estantes a las manos del lector.

Son ya muy conocidos los Derechos del lector declarados por Daniel Pennac y que tanto bien han hecho a muchos lectores y a escenarios de lecturas.
Hoy me ha gustado releer esto:
«Así pues, hay «buenas» y «malas» novelas.
Las más de las veces comenzamos a tropezarnos en nuestro camino con las segundas.
Y, caramba, tengo la sensación de haberlo pasado «formidablemnete bien» cuando me tocó pasar por ellas. Tuve mucha suerte: nadie se burló de mí, ni pusieron los ojos en blanco, ni me trataron de cretino. Se limitaron a colocar a mi paso alguans «buenas » novelas cuidándose muy bien de prohibirme las demás.
A eso le llamo sabiduría.
[…]
Una de las grandes alegrías del «pedagogo» es -siempre que esté autorizada cualquier lectura- ver cómo un alumno cierra por su cuenta de un portazo la puerta de la fábrica best-seller para subir a respirar a casa del amigo Balzac.»
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Etiquetas: ensayo, lectura, referentes de lectura
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