Caperucita en Manhattan. Carmen Martín Gaite

27 Abr

Esta historia no pierde el encanto y el jugo que guarda con el paso del tiempo. Los elementos de su entramado van entrelazándose como un juego de composición para el lector. Es una obra que hace lectores.

Manhattan es un escenario maravilloso para ubicar la historia: «Se trata de una isla en forma de jamón con un pastel de espinacas en el centro que se llama Central Park«. Como está abrazada por dos ríos, desde otros barrios y en metro «pasar a Manhattan por debajo de un río era la prueba más potente de que en aquella isla podía ocurrir de todo»

Su monumento más visitado no puede ser más inspirador: La estatua de la Libertad.

Y si conoces este lugar, no te sorprenderá encontrar a cualquiera de los personajes de esta historia, por muy extravagante que te pudiera parecer: un ricachón que se apellida Wolf y tiene una pastelería que ocupa un edificio de muchos pisos como una tarta; una abuela divertida y sin prejuicios que fue cantante de music-hall con el nombre de Gloria Star; un librero llamado Roncali que hablaba de los personajes de los libros en sus conversaciones; o una extraña mujer con un enorme sombrero invulnerable a cualquier ataque, que sale al atardecer por las calles de Manhattan y se las ingenia para apaciguar conflictos, tratando con ricos y pobres: Miss Lunatic.

Y nuestra Caperucita protagonista: Sara Allen, una niña de diez años, que vive en Brooklyn con sus padres.

Sara es muy lista pero hace unas preguntas muy raras desde que tenía 3 años: que qué es morirse, que qué es la libertad, y que qué es casarse… Pronto descubre la lectura. Sus primeros libros fueron Robinson Crusoe, Alicia en el País de las Maravillas y Caperucita Roja. Y enseguida descubrió que «la aventura principal era que fueran por el mundo ellos solos, sin una madre y un padre que les llevaran cogidos de la mano, haciéndoles advertencias y prohibiéndoles cosas».

Sara quiere ser mayor, quiere atravesar Manhattan de sur a norte tomando las líneas de metro que sean necesarias. Lleva tiempo estudiando el mapa de la isla, desea cruzar ese enorme parque central y llegar hasta la casa de su adorada abuela, para llevarle la tarta de fresa más rica del mundo que solo su madre sabe hacer. Y encontrará la oportunidad de hacerlo.

Caperucita en Manhattan es una lectura divertida, reflexiva y liberadora de conversaciones sobre los deseos de la infancia, las relaciones con los adultos, el dinero o la soledad.

Los lectores solemos llevar a nuestras vidas lo que leemos: algún personaje nos recuerda a alguien, nos reconocemos en algunos hechos, o a veces enlazamos una metáfora con asuntos de la vida real.

Y pienso mientras leo en el deseo de Libertad, en poder elegir tu destino y con quién quieres estar, poder viajar y leer, en que suceda algo diferente y te sorprenda… «Miranfú», dice Sara con sus palabras inventadas a todo esto que desde la infancia hasta el fin de nuestras vidas seguimos sintiendo.

«Sara tenía que quedarse sola para conocer la atracción del impulso, la alegría de la decisión y el temor del acontecer. Venciendo el miedo que le quedara, conquistaría la Libertad».

Caperucita en Manhattan

Carmen Martín Gaite

Ilustraciones de Carmen Martín Gaite

Editorial Siruela, 1990

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2 respuestas to “Caperucita en Manhattan. Carmen Martín Gaite”

  1. aesquivelayanegui abril 29, 2024 a 4:04 pm #

    Disfruto leer su blog, soy educadora, lectora y ahora abuela de lectores. Muchos libros de nuestra biblioteca han sido sugerencias de Biblioabrazo. Gracias desde Morelia, Michoacán MÉXICO.

    Para qué edad sugieren este libro de Caperucita en Manhattan?

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    • Ana Nebreda abril 29, 2024 a 4:35 pm #

      Me hace feliz tu comentario y saber que Biblioabrazo es útil. La edad de los lectores es un criterio muy subjetivo y sometido a la experiencia lectora y vital de cada uno. Seguramente que a partir de 13 años se puede disfrutar de muchos de sus mensajes guardados. Un abrazo

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