La lectura me emociona, y ésta es la razón primera por la que no dejo de leer.
Hay otras muchas razones para leer, pero es que sin ésta poco lejos llegarían otras y muchas razones.
Me emocionan los libros, las ilustraciones, los creadores y artistas, y de manera especial, cuando los lectores se reúnen y hablan de lecturas: más que de libros, de lecturas leídas y vividas. Porque éstas sin duda, las sentidas, serán las que den paso y abran caminos a otros lectores. (Otra de las razones primeras por las que los maestros seremos lectores activos)
Y aquí estamos preparando y esperando a los lectores de esta convocatoria.
El ambiente de la lectura es bien importante. Hay que cuidar detalles y propiciar posibilidades de encuentros gozosos con los libros y los lectores:
Formar un círculo para vernos y escucharnos con más cercanía.
Cojines y mesitas con algunos objetos creados a partir de la lectura.
(A veces es complicado crear ambientes acogedores en los espacios educativos que hacen los responsables de la Administración. Muy difícil. Pero nos empeñamos en ello)
Una pequeña biblioteca con libros para ver, tocar, ojear y leer. El contacto con los libros es indispensable.
Elegimos los libros sobre un tema estrella, un escritor o escritora estrella, ilustradores y artistas, personajes de historias…
Los motivos para hacer protagonistas a los libros deben tocarnos para despertar interés, deseo y curiosidad.
Como era nuestro primer encuentro, la biblioteca exponía novedades lectoras muy fresquitas de diferentes editoriales.
Lo mejor es cuando llegan los lectores, ocupan los asientos y no queda ni uno libre.
Y comenzamos a compartir, proponer, reflexionar, escuchar, leer, recomendar, conversar…
34 maestras y maestros dispuestos a mejorar las prácticas de lectura en el colegio.
¡Una alegría redonda!
«La afición a la lectura se transmite de un modo directo, personal. El niño necesita un impulso vital que le conduzca hasta los libros y una asistencia que, durante cierto tiempo, dirija su atención hacia ellos. Es que las cosas verdaderamente importantes de la vida necesitan del calor y la atención humana, del esfuerzo personal y dedicación, para que vivan, se transmitan y crezcan.»
Mostserrat del Amo. La hora del cuento.
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