
Con los años vamos atesorando algunos libros navideños que nos alegran con su presencia repartidos por diferentes lugares de la casa. Nos gusta recordarlos, ojearlos y leerlos en Navidad. Releerlos es un placer y ya forman parte cada año de este ambiente navideño que se instala en casa: Las cartas de Papá Noel de Tolkien, Papá Noel de Raymond Briggs, Babar y Papá Noel, El Cascanueces o Cuento de Navidad ilustrado por Roberto Innocenti. Y algunos más.
Hemos añadido uno nuevo esta Navidad. Una maravilla de la mano de Robert Sabuda, ingeniero del papel, que nos sorprende en cada página con escenas en pop-up.

Un libro de Robert Sabuda es un acierto siempre seguro porque es difícil lograr la complejidad del despliegue del papel que este artista americano consigue. Tenemos como tesoros sus libros editados por Kókinos: Alicia en el país de las maravillas, El mago de Oz y Peter Pan.
La historia de la Navidad nos relata de manera sencilla el nacimiento de Jesús a través de los pasajes más significativos de esta historia: la anunciación a María, el viaje a Belén en burro, el nacimiento del niño en un establo, el mensaje a los pastores y la adoración de los Reyes Magos.
Cada pasaje es un espectáculo para contemplar. Se nos abren los ojos de par en par ante cada composición por sus personajes, los escenarios y la facilidad con la que se abren y se cierran las páginas a pesar de los muchos elementos desplegables que contienen.

Nos gusta por la aparente sencillez en la estética, marcada por un completo papel blanco salpicado con algunos toques dorados.
Nos gusta porque la historia, narrada tan clara y sencilla, nos recuerda el origen de la celebración de estos días en la tradición cristiana.
Un libro precioso que nos conduce a fijar la mirada, descubrir los detalles, contar y conocer una historia que marca una cultura, o hablar sobre creencias y religiones.

La historia de la Navidad
Robert Sabuda
Editorial Combel, 2016

La Navidad tiene un tirón impresionante en nuestra sociedad. Tanto, que hemos llegado a asumir costumbres, personajes, elementos decorativos, canciones, plantas y colores de otros muchos países. Y todos conviven al gusto del consumidor. No es difícil encontrarse en una casa o en la calle al mismo tiempo con Papá Noel, un Portal de Belén, un pastorcito, un duende nórdico, un abeto, un acebo o una rama de muérdago.
Hoy, dando protagonismo también a este lindo y pequeño portalico que nos han regalado hecho con pasta de papel y que nos encanta, queremos hacer protagonista al belén.

La espectación ante el nacimiento de un niño, la atención y el extremo cuidado que todos ponen ante un nuevo ser tan pequeño es conmovedora. Así, con esta admiración, es como se vive en las familias la llegada de un hijo.
El nacimiento de un niño es un nueva estrella en el cielo.
¿Sabes de dónde procede la costumbre de montar el belén?
Me gusta mucho leer cada Navidad curiosidades en El libro de la Navidad de Jose Manuel Burgueño. Es muy entretenido.
Y con esta fuente de consulta, te contaré el origen del belén.
La representación de la escena del nacimiento de Jesús se remonta a pinturas de las catacumbas de los cristianos en los primeros siglos de nuestra era, alrededor del año 380, en Roma.
El origen de esta costumbre viene dado por el interés en transmitir esta historia a los fieles, que en su mayoría eran analfabetos, a través de esculturas y pinturas que adornaban los templos, y de las representaciones teatrales que se representaban en la misa de Nochebuena. Las ceremonias religiosas además se realizaban en latín, por lo que eran totalmente incomprensibles para los que escuchaban.
Poco a poco en las dramatizaciones religiosas se fueron introdujendo personajes profanos, a veces inventados y anacrónicos, y aquello comenzó a tomar un tono excesivamente vulgar para el clero, provocando que el papa Inocencio III prohibiera en 1218 las representaciones sagradas.
Dieciséis años más tarde Francisco de Asís llegó a la localidad italiana de Greccio con la idea de evangelizar esas tierras. Solicitó una dispensa al papa Honorio III para instalar en una gruta que había descubierto en el bosque, un pesebre con paja y colocar allí la imagen de un Niño Jesús y un buey y una mula de verdad junto a la ella. Lo que pretendía Francisco era que los campesinos participasen de una manera especial en el misterio de la Navidad.
En la gruta convocó a todos los habitantes de Greccio para celebrar la Misa del Gallo. Y allí estuvieron. Días después se propagó el rumor que la figura del Niño, en el momento en que Francisco de Asis lo tomó en sus manos durante la ceremonia, resplandeció y cobró vida por un momento, lo que le dió aún más expectación al acontecimiento y mayor rapidez en su propagación.
Es muy probable, según el autor de este libro, que éste sea el punto de partida de la difusión tan extraordinaria del belén en todo el mundo. Las iglesias y conventos en Europa se convirtieron en los mejores difusores de las representaciones del nacimiento, incluyendo las figuras de pastores y de Reyes Magos.
Pronto se introdujo esta costumbre navideña en las casas nobles europeas y de ahí, a las clases más populares. Cuando la representación dejó de ser necesaria para la instrucción de los adultos, continuó como un elemento decorativo para las fiestas y un motivo de devoción, y siempre como una ocasión para acercar a los niños al misterio navideño.

Toda la Navidad en Biblioabrazo.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Etiquetas: belén, navidad
Comentarios recientes