La cocina de noche. Maurice Sendak

23 Mar

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La cocina de noche
Maurice Sendak
Trad.  Miguel Azaola
Editorial Kalandraka, 2014

Estamos de suerte.
Hay clásicos que tienen merecidísima su reedición, que sigue siendo un placer releer y sobre todo,  es una gran suerte para los nuevos lectores que puedan disfrutar de ellos cuando ya es difícil encontrarlos en librerías y bibliotecas. Este es el caso de hoy.

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La editorial Kalandraka apuesta por recuperar el legado de quien ha estado considerado por los críticos como uno de los hombres más influyentes de los Estados Unidos, porque darle forma a la fantasía de millones de niños es una importante responsabilidad.
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La obra de Maurice Sendak estará muy presente este 2014 en el catálogo de Kalandraka, que publicará una decena de títulos del autor e ilustrador estadounidense, respetando los formatos originales.
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Desde los años 50, Maurice Sendak revolucionó el panorama de la literatura infantil y juvenil aportando muchas novedades evidentes ya en La cocina de noche. La Medalla Caldecott en 1963, el Premio Andersen en 1970, la Medalla Laura Ingalls Wilder en 1983 o el Premio Internacional Astrid Lindgren en 2003, han destacado du trabajo.

El álbum se publicó en 1970 en EEUU, y en España lo hizo la editorial Alfaguara en 1987.

Las novedosas aportaciones en el texto, las ilustraciones, los protagonistas, los temas y la visión del mundo infantil, hacen de este autor y su obra, objeto de culto porque refrescó la mirada en todos esos aspectos.

¿Os ha contado alguien la historia de Miguel,

que oye de noche un ruido detrás de la pared?

PLAM, PAM, BAM, TAM

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Este es Miguel.

Ya ves de entrada que los niños angelitos no son tema de Sendak. Los niños son curiosos, simpáticos, atrevidos y reivindicativos. Si hay que protestar en alguna ocasión, los niños también saben hacerlo. !Vaya!

La ilustración ya apunta a que el espacio de las páginas es propiedad absoluta del ilustrador y puede dibujar sobre todo el papel sin márgenes obligatorios. De hecho, en todo el libro tienes la sensación de que las ilustraciones tienen levadura, parecen a punto de salirse del libro.

El texto es escueto y a caballo entre la rima, el ritmo, la canción y hasta el silencio.

Y la historia… ésta también es buena. Un viaje nocturno y onírico desde la habitación de Miguel hasta la misma cocina de unos pasteleros, recorriendo la Vía Láctea, para regresar de nuevo al calor de las sábanas.

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Mientras los padres duermen, Miguel se eleva de su cama flotando suavemente al tiempo que pierde su pijama.

La luna es espectadora y el niño aterriza en un enorme bol lleno de masa que tres cocineros bien gordos y bigotudos, muy parecidos a Oliver Hardy, en nuestra opinión un tanto perversos, mezclan, amasan y estiran, para hacer un pastel.

Menos mal que Miguel sale del pastel antes de que el horno haga su trabajo y vuela hasta una masa de pan con la que hace una avioneta para sobrevolar la cocina. Una preciosa cocina que parece una ciudad, con sus edificios de cajas de cereales, de cacahuetes, sal, cafés… y llegar hasta la Vía Láctea, en donde encontrará leche , !más leche!, para el pastel.

The milk bottle

En estre trance un tanto surrealista, Miguel decide acabar la aventura con un cacareo,! Kikirikííí!, que lo interpretamos como una actitud de poder, de decisión y de !hasta aquí llegó la noche!, para iniciar el viaje de vuelta hasta su propia cama, seco y limpio de masa, y continuar durmiendo como un angelito.

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¿Por qué La cocina de noche?

El libro, la historia, es una delicia. Leerlo en compañía es muy divertido porque ofrece muchas oportunidades para interaccionar con el texto: sus onomatopeyas, sus diferentes ritmos, sus voces y silencios. Es sin duda también muy entretenido, sugerente y alentador para la mirada.

No será necesario aderezar con nada, porque ahí están todos los ingredientes para disfrutar. Pero… detrás de esta historia hay pequeñas anécdotas curiosas que apetecen. Las contamos:

El libro está dedicado a sus padres, Sadie Schindler y Philip Sendak, y contiene numerosos guiños a la cocina de su infancia: en el cuento aparecen tarros, latas, botellas y cartones que solían estar en la despensa de su casa cuando era pequeño.

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El autor evoca en la historia la ocasión en que visitó la Feria de Nueva York cuando tenía 11 años y se quedó pegado delante del escaparate de una pastelería.

Había un anuncio que recuerdo muy claramente. Era de Sunshine Bakers y decía: ‘Nosotros horneamos mientras tú duermes’. Me parecía la cosa más sádica en el mundo porque todo lo que yo quería hacer era permanecer despierto y observar lo que sucedía. Me parecía absurdamente cruel y arbitrario que ellos hicieran eso mientras yo dormía. Eso me molestaba mucho. Recuerdo que solía guardar los cupones que mostraban a los tres pequeños panaderos gordos de Sunshine marchando de noche a ese lugar mágico, donde quiera que fuera, para divertirse, mientras yo tenía que irme a la cama. Este libro fue una especie de vendetta para decirles a ellos: «¡Ahora soy bastante mayor para quedarme despierto por la noche y saber qué pasa en La cocina de noche!». Asi lo contaba el autor a la revista Rolling Stones.

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La cocina de noche es un homenaje a Little Nemo in Slumberland, de Winsor McCay, el primer gran clásico de la historia del cómic, que se publicó por primera vez en el New York Herald entre 1905 y 1911. Cada página dominical corresponde a un sueño de Nemo, su protagonista, que despertaba siempre en la última viñeta de la página, a veces entre llantos, cayendo de la cama, o debiendo ser atendido por sus padres. Los sueños de Nemo, sin embargo, tenían continuidad narrativa, lo que daba a la serie una estructura folletinesca muy adecuada para introducir numerosos personajes secundarios y mostrar un mundo de los sueños (Slumberland) de una gran riqueza narrativa.

Sendak siempre reconoció la influencia artística que ejerció McCay sobre él: Dibujamos, no sobre la memoria literal de la niñez, pero sí sobre la memoria emocional, su tensión y su urgencia. Ninguno de nosotros ha olvidado sus sueños infantiles.

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El libro fue censurado en bibliotecas públicas y escolares por un sector conservador de la sociedad norteamericana que consideraba escandalosas algunas ilustraciones. Incluso fue incluido en la lista de los 100 libros más provocadores de la American Library Asociation con el puesto número 25. A todo ello, Sendak respondió de la siguiente manera:
Es evidente que detrás de muchas actitudes puritanas hay mucha suciedad escondida. Parece que un niño pequeño desnudo sin su pijama es más monstruoso para algunas personas que cualquier otra monstruosidad del mundo.

Sendak se estaba refiriendo al Holocausto y así lo confirmaría en una entrevista a la radio NPR en la que afirmaba que los bigotes de los cocineros del cuento, en realidad, simulaban a los de Hitler, y el hecho de que en él se tratase de cocinar a un niño en el horno era otra referencia más a un tema que siempre le persiguó debido a su herencia judía.

Esperamos que disfrutes de este estupendo libro.


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Una respuesta to “La cocina de noche. Maurice Sendak”

  1. El canguro lector abril 2, 2014 a 6:08 pm #

    ¡Muchas gracias por este análisis tan detallado!

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