Esta forma de leer inesperada y encontrada en carteles, pintadas y letreros mientras caminas, que te obliga a remirar y releer porque te partes de risa, porque entras en sintonía o porque te preguntas qué.
Y continúas por la acera cocinando una idea de alguien que dejó marcada en una pared, o sujetando la sonrisa de quien sacó a pasear su humor por las esquinas, o rebelándote como el que gritó sobre un muro su rabia.
Desde bien pequeños leemos esos carteles mientras caminamos, en una lectura colectiva que nos habla del mundo que habitamos.
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