El huésped de las nieves. Rafael Sánchez Ferlosio

Con esta nieve que cae por casi todo el país en estos días, rescatamos una lectura maravillosa de uno de los grandes de las letras españolas: Rafael Sánchez Ferlosio.

Se publicó por primera vez en 1982, por lo que este pequeño libro si acaso lo encontrarás en bibliotecas. Merece la pena su encuentro por el disfrute de un lenguaje lleno de precisión y de riquezas, y de una historia emocionante e inolvidable.

Había una vez, por los Montes de Toledo, en una tierra muy espesa de manchas que se llama La Jara, una casa de campo en que vivía una familia que tenía dos burros. Una tarde en que el padre había salido con los burros a un pueblo cerca a por harina, se cubrió el cielo de un nublado todo igual y blanco y comenzó a nevar y más nevar, de una manera como pocas veces se ve en aquella tierra; así que, oscureciendo, había ya en el suelo una manta de nieve de cerca de una cuarta, y el padre no volvía.

El huésped de las nieves

Rafael Sánchez Ferlosio

Il. Ricardo Bustos

Editorial Alfaguara, Madrid, 1985

 

Rafael Sánchez Ferlosio, escritor inclasificable perteneciente a la generación del 50, también llamados niños de la guerra, escribió dos pequeñas historias, El huésped de las nieves y El escudo de Jotán, donde se revela como un gran autor de literatura para niños… y con la que cualquier lector de cualquier edad puede deleitarse.

No utiliza en estas historias un lenguaje específico para niños, porque consideraba que toda adaptación al receptor es una perversión lingüística, un acto de desprecio hacia él. Y justamente lo primero que percibes en la historia es un mimo y cuidado en el lenguaje, una construcción de ideas e imágenes con las palabras de una gran profundidad sin restarle facilidad a la comprensión.

Es una preciosa historia protagonizada por una familia que vive en el campo. Descubren que tras varios días de nevadas, un ciervo baja de los montes hasta la cuadra en busca de comida. Ante el extraordinario acontecimiento, padre e hijo deciden esperarle en la noche, al acecho y entre el heno, para darle lazo. Cuando el ciervo llega y entra en la cuadra, enseguida percibe la trampa en que ha caído y comienza a dar respingos, trotes y cornadas con el afán de salir. Pronto padre e hijo le dan una salida hacia el corral y cuando el ciervo marcha con atropello, engancha con una de sus puntas la anilla del candil que sujetaba el niño. Logra huir por los tejadillos de los cobertizos dejando tras él cristales rotos, tejas quebrantadas, mantas turradas y el candil abollado.

Cuando cuentan la historia sucedida a los hombres del pueblo, nadie les cree. Será una tarde de verano, cuando se presente un pastor en la taberna con un hermoso par de astas de ciervo que, siendo el tiempo de muda, había encontrado en unas madroñeras; y mostró a los presentes cómo ensartada en una de ellas se veía, oxidada, una anilla de lata que bien pudiera ser de un farol. Se corroboró así la aventura del ciervo y el chico pudo entonces contarle las puntas y conocer los años que tenía el ciervo, que resultaron ser catorce, los mismos que contaba el propio Nicolás.

No he podido resistirme a contar el argumento de la  historia  pensando en que, ante la dificultad de encontrar el ejemplar, no sería muy justo dejar la curiosidad sin satisfacción. Aunque sin duda, lo gustoso es leer las palabras del autor y perderse entre sus descripciones de paisajes, ambientes y personajes, entre los diálogos en tono campechano que tienen los miembros de la familia o las muchas informaciones que añade sobre curiosidades de la naturaleza como saber los años que tiene un ciervo, por qué no hay alacranes en invierno o la pringue de los tallos de las jaras en verano.

Indudable que es un hombre que siente un gran respeto por la vida y la naturaleza y además, posee una mina de palabras para poder expresarse.

El huésped de las nieves es una lectura estupenda para leerla en compañía que ayuda a subir peldaños en el camino lector.

 

Rafael Sánchez Ferlosio es un escritor de una escasa y muy meditadas obra, de artículos de opinión, ensayos, y cuentos geniales recogidos en el libro El geco. Publicó dos novelas que causaron sensación: Industrias y andanzas de Alfanhuí y El Jarama. Ha sido reconocido con premios a las letras muy prestigiosos.

No es difícil encontrar información sobre su obra en Internet, pero me ha gustado especialmente el artículo que sobre su singular persona y su obra hace Ernesto Baltar en el blog Jot Down y los comentarios en el mismo.

Nos gusta mucho rescatar estas buenas historias ya descatalogadas para que busquéis en las bibliotecas, para descubrir tesoros literarios olvidados y darles luz.

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